Viajar es siempre una oportunidad única para renovar energías. ¿ Y qué mejor que manera de hacerlo que en buena compañía, junto a mi familia ?
Recuerdo los primeros momentos sobre tierra firme después de un vuelo de 2h. La sensación de cosquilleo en el estómago que provocan el despegue y el aterrizaje del avión. lLlegábamos totalmente dispuestos a disfrutar. Recorrimos aquél enorme aeropuerto con las maletas cargadas de ropa. ^or supuesto, sin olvidar lo imprescindible en un viaje; las ganas de pasárnoslo genial, el entusiasmo por conocer un nuevo lugar, recorrer parte de sus preciosos rincones. Pero, en esta ocasión, llevábamos un extra de ilusión, ya que íbamos a ver a mi hermana después de un largo tiempo sin verla. Ella lleva unos 6 meses trabajando en Ámsterdam.
Después de un rato en el aeropuerto llegó el taxi para llevarnos hacia el hotel. Allí por fin nos reencontramos con mi hermana que nos recibió con una gran sonrisa , y nos abrazamos a ella con ilusión y emoción. Una vez allí nos presentó a sus compañeros del hotel donde trabaja. Enseguida subimos a la habitación dónde nos íbamos a alojar durante los 4 días de estancia, descargamos el equipaje y después de un rato apreciando las vistas que nos ofrecí a aquella hermosa habitación desde sus ventanas bajamos dispuestos a compartir maravillosos momentos de risas , charlas, caminatas , (en mi caso sobre ruedas ).
Disfrutamos de un rato de navegación único sobre los bonitos canales acumulando imborrables recuerdos de momentos inolvidables compartidos que están capturados por una cámara, pero que sin duda alguna quedan para siempre en nuestro almacén más importante: el corazón.
sin duda alguna, os puedo decir que Ámsterdam que aunque no es un lugar muy accesible por sus calles con adoquines y las escaleras de sus edificios es uno de mis lugares favoritos.
Natalia Managuerra 